martes, 8 de abril de 2014

Hombre de 105 años atiende cultivos en caserío de Songo-La Maya



Bali y más de un siglo 
en San Benito del Crucero


M.Sc. Miguel A. Gaínza Chacón

Fotos: René Pineda

Santiago de Cuba, abril 8.- Además de la línea férrea que le pasa por un costado, el barrio rural de San Benito del Crucero tiene entre otras particularidades, ser un vecindario pintoresco de casitas empotradas en la campiña, que el tren convirtió en punto neurálgico de la comarca, cuando se deja atrás, a varios kilómetros, la localidad de Alto Songo, distante unos 35 kilómetros de esta ciudad.

También, en San Benito hay mucha gente trabajadora y siempre alegre, y por encima de todo está Bali, personaje venerado por familiares y amigos… un auténtico y peculiar cacique.

Y es que usted deja a un lado la cinta de asfalto con su línea del tren que la interrumpe, llega a la finca Santa Rosa, en San Benito, y a lo mejor nada particular habrá en que se tope con este viejo campesino, diminuto en tamaño, y oírlo decir mientras se empeña en acondicionar con la azada el conuco de su propiedad:

“Hay que atender esto y dejarlo limpio de malas yerbas, para que la tierra produzca bien.”

Hasta ahí todo es normal. Pero si a usted le dicen que Bali acaba de festejar con ron, baile y familia sus primeros 105 años, entonces la cosa cambia.





Alberto Castellanos Torres, o mejor: Bali, nació por estos montes de la finca Santa Rosa, el 19 de marzo de 1909. De niño y adolescente solo conoció el trabajo de la tierra, rudo y emancipador, y  sinsabores vinculados al campesino, que él atenuaba con sus expediciones infantiles a campo traviesa, detrás de mil animales terrestres y alados, o cuando encontraba un frutal bien parido.

Con la experiencia de medio siglo a cuestas, infirió que el triunfo de la Revolución, tres meses antes de él cumplir 50 años, era algo diferente a lo vivido en su monte. Y no lo pensó más para incorporarse al Bon de Apoyo de las Milicias Nacionales Revolucionarias (MNR), cuando la invasión por Playa Girón; fue fundador de las Milicias de Tropas Territoriales (MTT) y de los Comités de Defensa de la Revolución…

La caña, que prolifera por esta zona, era su “fuerte”, debido a la habilidad adquirida como cortador, desde el gobierno de Grau San Martín, aunque consagró su vida no solo a la “dulce gramínea” sino a las labores agrícolas en general, y muy importante: a seis décadas y media al matrimonio, de ahí sus 13 hijos, 29 nietos, 26 biznietos y tres tataranietos.

La Medalla Jesús Suárez Gayol, otorgada por la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) aparece entre los reconocimientos que Castellanos Torres ha recibido, aunque lo que más mérito tiene para él es el cariño de quienes lo rodean: de Irene, con quien se casó cuando ella tenía 30 años, hace más de 60; los vecinos, los amigos, y sus hijos “que lo único malo que tienen, es que no quieren dejarme hacer nada en el conuquito… con lo bien que yo lo atiendo”.

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