Medio milenio de la
villa
PASIÓN POR SANTIAGO DE
CUBA
M.Sc. Miguel A. Gaínza Chacón
Fotos: Dr. Vicente González y el autor
Santiago de Cuba,
julio 25.- Anda
Santiago Apóstol en su corcel blanco, y como santo guerrero recorre Santiago de
Cuba convertido en criollo; deja atrás Garzón, la Plaza de Marte, el Parque
Céspedes, y sube a caballo por los escalones de Padre Pico, porque no hay
obstáculo que se le interponga. Y desde lo alto del Tivolí saluda la bahía de
esta ciudad amada.
Está feliz de cumplir medio milenio por eso levanta con brío
su espada de plata en forma de serpiente, que simboliza el amor ferviente a
esta tierra… y que tanta fuerza ha trasmitido por siglos al santiaguero.
Quizás la poesía, que es la lámpara con la cual Jesús Cos
Causse alumbra al mundo desde su trono allá, sea lo mejor para contar historias
fundacionales. Pero si faltara, entonces es solo decir que en el verano de 1515
los colonialistas españoles crearon la séptima villa en el archipiélago y
declararon a Hernán Cortés el primer Alcalde, bajo la mirada del Adelantado y
ante la incredulidad de aquellos mansos aborígenes que luego de mostrar a los
conquistadores cómo hacían techos para protegerse, fueron exterminados.
Se sabe que medio milenio es un lapso insignificante en la
historia de la Humanidad, pero en nuestro terruño es importantísimo, porque
resume lo que a fuerza de resistencia los pobladores de la villa, ciudad en
1522, han conservado. Por eso llevamos 500 años de ser santiagueros y lo
decimos con el orgullo al descubierto, conscientes de vivir en un sitio simpar,
con hombres y mujeres especiales, habitantes de una ciudad donde se une el Mar
Caribe y la Sierra Maestra; donde a cada paso Ud. encuentra el recuerdo de un
héroe o una heroína. Claro que hay orgullo cuando Ud. sabe que vive en el lugar
sin el cual sería imposible escribir la historia de Cuba ni la de su cultura.
Y a pesar de todo, el santiaguero ni se percata de que es
único: por su simpatía, por su amor a la Patria, por estar siempre presto a
ayudar desinteresadamente al necesitado; es único por la misma razón que los
colonialistas españoles jamás encontraron el modo de doblegar a Maceo,
Guillermón, Mariana, Quintín…
Los ojos del Adelantado debieron encandilarse cuando observó
bahía tan resguardada y verdor tan brillante, bañado por ríos. No dudó en
decir, aunque ya eran siete las villas, que esta era la principal. Y desde aquí
salió la idea del primer Escudo de la Isla que luego Santiago lo acogió como
propio; y Hernán Cortés levó anclas para conquistar México. Fue y es la
santiaguera, tierra de terremotos. Pero ni los vaivenes del suelo han conmovido
la decisión de los habitantes de mantenerse aquí.
Diego Velázquez le dijo al Rey que le pondría Santiago a la
villa. Fue la segunda en llamarse así en las Américas –la primera fue Santiago
de los Caballeros—luego se unieron otros 47 santiagos. Pero en ninguno el
Patrón tiene la espada en forma de serpiente, por lo del amor a la tierra.

Gracias por siglos de estoicismo; por su aporte en cada
época a la lucha por la libertad, la independencia, y la Revolución; por los
Maceo, por Bacardí, por Segrera y Prat Puig, por el Carnaval; por lo que
representa que esta ciudad que cumpla 500 años como parte indisoluble de la
cultura nacional; por Heredia, Pepe Sánchez, Matamoros,
Sindo Garay; por Frank País, por el Moncada, la Granjita y las lomas de la Gran
Piedra; por el 30 de Noviembre; por Vilma, Raúl y Almeida; por el 1. de enero
de 1959; porque ni terremotos ni ciclones han podido con esta ciudad que es el
sostén de la Revolución Cubana y que al llegar al medio milenio en vez de
envejecida se muestra lozana, colorida, brillante y hasta juvenil, por el trabajo
de su pueblo. Y simplemente, porque cuando cualquier cubano quiere “oxigenarse”
viene a Santiago de Cuba. ¡Qué mejor dicha para festejar este medio milenio!
Llena de orgullo saberse parte de un lugar con una historia que emociona de solo conocerla. Ese privilegio los yenemos los santiagueros
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