domingo, 29 de diciembre de 2013



SANTIAGUEROS RECUERDAN 
EL PRIMER DÍA DE LA LIBERTAD

Texto y fotos: M.Sc. MIGUEL A. GAÍNZA CHACÓN   

Santiago de Cuba, dic 29.- Esta vez no buscamos figuras sobresalientes. Optamos por gente muy sencilla, que el destino --como a miles, a decenas de miles, a millones de cubanos-- situó en un escenario y en un momento irrepetible: la Cuba del 1. de enero de 1959.

El inspirador de este trabajo ya no está entre nosotros. Era en 1959 un niño travieso de apenas 11 años. Y luego de adulto siempre insistía: “… escribe de aquellos momentos, de la Trocha llena de gente con banderas cubanas; del Distrito Naval asaltado por el pueblo, sin resistencia alguna de los marineros; de los rebeldes cansados, soñolientos…, y cómo les halábamos los pelos de las barbas…”

Francisco Martínez Lora fue de los primeros en ir a Angola; era aquí un diestro montador eléctrico y un as en el dominó. Un accidente cerebrovascular acabó con su existencia. Eso me impidió complacerlo. Pero cuando la Revolución llega a su cumpleaños 55, gente de pueblo igual que Francisco, recuerdan cómo vivieron las primeras horas de la libertad en Cuba. Hoy son personas sosegadas; entonces, jóvenes impetuosos.

Enrique Romaguera
Enrique Romaguera Morales tiene 71 años. Es un veterano Delegado de la Circunscripción colindante con el Hospital Militar Joaquín Castillo Duany.

“Me acuerdo que esto estaba encendido. Temprano en la mañana salimos un grupo de amigos que simpatizábamos con la Revolución, cogimos un camión y nos fuimos para el Cuartel Moncada. Empezamos a arengar a los soldados, para que depusieran las armas, y al mismo tiempo dábamos vivas a la Revolución.

“Así estuvimos toda la mañana, hasta que al mediodía nos acuartelamos en la Sociedad Española, lo que es hoy la Biblioteca Elvira Cape, en la calle Heredia. Salíamos por escuadras a cumplir misiones, esperando la entrada del Ejército Rebelde comandado por Fidel. Estuvimos allí hasta por la noche, cuando fuimos para el Parque Céspedes.

“No cabía un alma allí. No recuerdo bien la hora pero era bien tarde en la noche cuando habló Fidel. Yo por más que hice por acercarme llegué nada más hasta la calle Estrada Palma, cerca del cine Rialto. Era un mar de gente y no se podía caminar.

“Recuerdo que donde estábamos acuartelados cogimos a un infiltrado. Estaba armado. Alguien lo identificó y lo neutralizamos enseguida. Llevaba una pistola y una granada.

“Qué alegría inmensa la del pueblo. Dondequiera era igual… Ahora mismo te estoy contando y tengo que respirar profundo… aquellas imágenes nunca las he podido olvidar.”

Lino Morales Alayón
Lino Morales Alayón tiene 85 años. Dice que los milicianos del 26 de Julio desarmaron a los marineros del Distrito Naval. “Yo lo que hice fue ponerme a celebrar el momento con un amigo mío del Ejército Rebelde. Cogimos una máquina,  yo iba manejando, y visitamos varios lugares de la ciudad.

“Óigame, en todos los sitios la alegría era tremenda. La gente se abrazaba. Fuimos hasta la Barca de Oro. Todo eso por allí era del Ejército Rebelde. Lamentablemente le di un golpecito a otro carro, se formó una discusión y nos llevaron para la 3ra. Estación de Policía y al Vivac, y como era cosa de tragos, enseguida estábamos otra vez en la calle.

“Aquí la gente se tiró para la calle. Donde estamos parados casi no podían circular los automóviles. Ahí, en la esquina, en Gasómetro, frente al Distrito Naval estaban parqueados los ‘yipis’ de los rebeldes, con ametralladoras montadas encima. Hombres y mujeres iban a saludarlos, a llevarles cosas de comer. Fue un momento que quienes lo vivieron ese día 1ro. por la mañana, y al otro día también… jamás lo podrán olvidar.”

Adolfo Jiménez Domínguez
Adolfo Jiménez Domínguez fue y es un maestro de la albañilería. Hizo familia con Elia Callís y se casó con ella a finales de diciembre de 1953. Desde sus 87 años recuerda:

“Ese día, temprano, salí a trabajar en una casa que construíamos cerca de San Agustín, a una señora que se llamaba Guarina. Al lado, una vecina nos llama y nos dice: ‘Vengan a oír esto: ¡Se fue Batista, se fue Batista!’

“Imagínate. Nos quedamos un poco confundidos. Y enseguida repiten la noticia en la radio: ¡Se fue Batista!

“Fuimos hasta el Palacio de Justicia. Arriba, en la azotea, había una posta que nos apuntaba. Y yo dije: Caballeros, vamos por otro lado. Estábamos dos hermanos míos y tres compañeros de trabajo: los Castillo: Miguel, Nanito, Cucho… Vivían por la Loma del Fuerte.

“Estaba la calle… que yo no la he vuelto a ver así nunca más. No sé de dónde la gente sacó tantas banderas. Estábamos en un parquecito por San Agustín y el dueño de “La Muñeca”… el mejor carro que corría por Santiago de Cuba era de ese hombre, un convertible. Y en ese momento bajó ese auto con una bandera enorme del 26 de Julio, rumbo a San Miguel…

“Oiga, al poco rato se formó un tiroteo. Yo me metí en una tienda de víveres, hasta que pasó la cosa. Entonces dije ‘vamos bajando, caballero’. Y vinimos pa’l barrio. Recuerdo ese día como si fuera hoy. Aquí la gente estaba alborotada, contenta. Un momento inolvidable para todos los cubanos.”  




                                   “1. de Enero”

Hay días que jamás se olvidan

                                                     por su aroma a gloria,

                                                     porque quedan firmes y resplandecientes

                                                     por siempre en la historia.

                                                     Hay días que transcurren claros,

                                                     marcando el destino

                                                     y trazan la pauta de un digno camino.

                                                     Hay días que son como insignia

                                                     de firmes principios, amor; de tradiciones

                                                     que afianzan la impronta y las convicciones

                                                     de los estudiantes y de los obreros.

                                                     Ese especial día en Cuba se llama

                                                     Primero de Enero



                                                                 Dra Elizabeth Álvarez

                                                                 Facultad 2

                                                                 Universidad de Ciencias Médicas

                                                                 Santiago de Cuba 

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