sábado, 31 de diciembre de 2011

BERTHA, LA DIVA

M.Sc. Miguel A. Gaínza Chacón 

Cuando Bertha canta parece que nada existe a su alrededor. Solo ella. Todos los sentidos del público se concentran en ella, aunque a su alrededor estén bailando. Su voz subyuga por el timbre enérgico, por momento dulce y al mismo tiempo alegre o como un lamento. Es una diva, plenamente.
Bertha Armiñán Linares nació en el mes del Carnaval Santiaguero y lo hizo con un designio: cantar... y bailar. Y así fue de las primeras en enrolarse en aquella aventura que a inicios del triunfo de la Revolución inició un grupo audaz en Santiago de Cuba, bajo el nombre de Conjunto Folclórico de Oriente.
Hace una semana, en la sede de la UNEAC, en la calle Heredia, se le hizo un homenaje a Bertha, mientras la ciudad celebraba la Fiesta de la Danza, precisamente consagrada a la diva de la canción folclórica. Uno más, pues el cariño popular a lo largo de años de quehacer artístico, ha constituido el homenaje más sincero para Bertha.
Con esa aureola pasa luego a formar parte del Ballet Folclórico Cutumba, donde su voz constituye pilar de la agrupación. Y por ese modo de cantar, la Armiñán es considerada una de las voces más ricas del folclor cubano, a la vez que en su labor artística descuella la investigación directamente en las fuentes, camino muy acertado que le permitió montar obras de alta calidad y participar también con una alta representatividad, en festivales organizados por la provincia y el país.  
Labor tan sobresaliente como integrante de la UNEAC santiaguera y los diversos reconocimientos aquí y en toda Cuba, se sumaron a su prestigio, conjunto de cualidades que la llevan a integrar el Consejo de Expertos de las Artes Escénicas en la provincia.
En su página personal, el periodista Reynaldo Cedeño insertó una crónica dedicada a la Armiñán Linares que apunta en un párrafo:
Dicen que te vieron cantar en Barlovento, en las pequeñas islas del Caribe, en la arenas de Argelia, en tierras de Sandino, en la patria de Lorca y de Carmen Amaya. En la Europa de Dante y Rosalía de Castro, cerca del Mar del Norte, de los Alpes. Y en Santiago, en Santiago de Cuba...”
Aquí, en esta ciudad donde Bertha buscó y encontró la simiente de su canto excepcional, cada saludo en el barrio, en las calles, sobre un escenario, es el homenaje perenne que más agradece la Diva, porque es el sentimiento de su pueblo.
 

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