domingo, 28 de septiembre de 2014

Música de concierto se impone en Santiago de Cuba



Inolvidable encuentro del público en Santiago de Cuba
con la música clásica, Frank, Guido y la “Sinfónica”

Texto y fotos: M.Sc. Miguel A. Gaínza Chacón

Orquesta Sinfónica de Oriente y Guido López Gavilán
Santiago de Cuba, septiembre 28.- Impactante, sublime e inolvidable son los calificativos de la velada anoche en la Sala   Dolores, que marcó el primer concierto de la Orquesta Sinfónica de Oriente (OSO), el director invitado, el maestro Guido López Gavilán, y el excepcional pianista Frank Fernández, en ocasión de los 500 años de esta villa.
Como ocurre cada vez que Fernández viene a la ciudad, la “Dolores” resultó pequeña: platea y balcón llenos; pasillos repletos, y afuera, una cantidad enorme de “inconsolables” que no alcanzaron a entrar.  
Sala repleta. Asiento de los fotógrafos vacíos
Siempre comunicativo y locuaz a pesar de su alcurnia musical, el maestro dedicó el concierto --el primero, dijo--  no solo al medio milenio de la ciudad sino, especialmente a la memoria de un hombre de tierno corazón y arrojo sin límite: el Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque.
Guido y Frank homenajeados en sus 70 años
También, con palabras como “mi hermano”, consagró su tema de amor del filme La Gran Rebelión, al maestro Enrique Bonne, y no conforme con eso, al terminar la pieza, Frank y el maestro Guido López Gavilán bajaron hasta la platea a abrazar y entregar flores a Bonne, una figura icónica de la música popular en Cuba.
Tres íconos: Bonne, Frank y Guido
“A un patriota, buen amigo y santiaguero de corazón”, señaló Fernández al ofrecer la imprescindible “La Comparsa”, de Lecuona, a Lázaro Expósito Canto, miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y primer secretario de esa organización política en la provincia de Santiago de Cuba, presente en la “Dolores”.
“Gracias por una sala llena. Así me gusta: ver que a la gente le place la música, sea clásica, popular… Ayuden a su orquesta que está muy bien pero requiere apoyo, más en estos tiempos en que mejor se paga lo peor”, dijo el célebre pianista.
El encuentro tuvo sus dos momentos estelares: primero, la Orquesta, formada por unos 80 maestros y dirigida por el maestro Guido López Gavilán, interpretó magistralmente la Obertura Romeo y Julieta, de P.I. Tchaikovski, y el Concierto # 23 para piano y orquesta, de W. A. Mozart; luego, sin los metales, se hizo cargo de la escena el maestro Fernández.
Frank explicó, a modo de introducción, cada pieza; hizo comentarios intercalados sobre Santiago de Cuba y su gente y porqué dedicar la velada a los 500 años de la ciudad implicaba consagrarlo también a figuras y personalidades puntuales de la historia cubana.


Así se escucharon con suma atención los temas de Celia, del filme Asalto al amanecer; de amor, del filme La Gran Rebelión; La Comparsa, de Lecuona, y la presentación de la telenovela Tierra Brava. , este último ejecutado dos veces a solicitud del público.
Fue tal la emoción del maestro, contagiada a la orquesta y a su director ante las expresiones de los asistentes al concierto, que Frank Fernández salió y ejecutó nuevamente “Tierra Brava” y con toda la delicadeza del mundo y a la memoria de su madre, tocó él solo el “Ave María”. 
Los dos maestros: Guido y Frank fueron sorprendidos con un homenaje por sus 70 años. 
Quedó entonces pendiente un solo aspecto: acortar los días que separan al público santiaguero de un nuevo encuentro con Frank Fernández, Guido López Gavilán y la Orquesta Sinfónica de Oriente.

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