viernes, 11 de noviembre de 2011

LA NIEBLA SE DESPEJÓ PARA QUE EL BAILE FUERA HOMENAJE

M.Sc. Miguel A. Gaínza Chacón 

La niebla, pesada y brumosa aún, optó por desaparecer cuando  integrantes de la Compañía Antonio Gades, de España, bailaron la sevillana Algo se muere en el alma, cerca de donde reposa el fundador del conjunto, en el Mausoleo del Segundo Frente.  
Cientos de mayariceros y las autoridades de la localidad también fueron a rendir tributo a Gades, a solo días del 14 de noviembre, cuando Antonio cumpliría 75 años. 
Lissette Ortiz, vice directora del Complejo Histórico, les contó a los españoles la historia del recinto histórico; Rafael Bernal, viceministro primero de Cultura de Cuba, calificó a Gades como símbolo universal de la cultura e hijo entrañable de la Revolución Cubana, “que con su exquisito arte expresó siempre su posición inclaudicable al lado de las causas más nobles de su pueblo y de los humildes de la tierra, Antonio Gades”.
Entonces el pionerito Frank Vaillant Fernández, del sexto grado de la Escuela Frank País, le regaló una flor a Eugenia y le dijo casi como un susurro: “Es un honor tenerla con nosotros. Y esta flor se la entrego en nombre de todos los niños y todos los estudiantes del Segundo Frente”.
Un golpe seco de tambor, continuado y rítmico, llenó el ambiente; voces potentes, y al mismo tiempo quejosas y quebradas al mejor estilo español, acompañaron a los bailarines, que luego fueron hasta la tumba de Antonio.
María Esteve, la hija, se inclinó y colocó dalias y claveles junto a los botines universales. A su lado Eugenia. Hubo lágrimas de hombres y de mujeres y evocación a la grandeza humana y a la maestría de Gades.
Eugenia caminó 20 pasos, se inclinó y puso claveles y dalias junto al nombre de Vilma Espín; a su lado, María se besó las manos y las apoyó en las letras doradas con el nombre de la combatiente inolvidable. Arriba, en las lomas circundantes, brillaban con más intensidad los califas rojo, símbolo de la sangre derramada por la libertad. Solo minutos duró la ceremonia pero se antojaron eternos la solemnidad, el respeto y las lágrimas de jóvenes y hombres y mujeres curtidos de la Compañía, en el homenaje más hermoso al Bailaor Mayor Antonio Esteve Ródenas... mejor, para el mundo: Antonio Gades.

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