lunes, 17 de junio de 2013


DESPLANTES TRAS DESPLANTES: EL
MAYOR DEMÉRITO DE VÍCTOR MESA

M.Sc. Miguel A. Gaínza Chacón

Santiago de Cuba, junio 16.- No me cabe la menor duda de que aún Víctor Mesa, el director del equipo de béisbol de Matanzas, no se ha encontrado en las conferencias de prensa que siguen a los juegos de pelota, con un periodista que le responda por igual a sus constantes desplantes. Han sido ecuánimes mis colegas.
Ya va siendo un hábito, que el mentor de los “cocodrilos” reaccione de manera descompuesta, con los ojos enormemente abiertos y con palabras soeces ante cualquier interrogante que no le acomode, salida del interés lógico del personal de los medios que cubre las incidencias de la Serie Nacional de Béisbol.
Para Mesa, si a uno de sus lanzadores le conectan un jonrón, no está en lo que tenía que estar; si un jugador de cuadro “pestaña” y no logra un doble play, está en la Luna. Hasta los refuerzos que tanto han hecho por la camiseta de los cocodrilos, cayeron en el vacío porque según Víctor “ellos vienen de otro lugar y no tienen el pensamiento” que él les ha inculcado a los matanceros. Increíble descortesía para quienes han venido de lejos y están echando el resto. Ojalá que a Maikel Castellanos y a Alaín Delá se les pegue lo bueno y dejen lo malo por allá.   
En la conferencia de prensa a raíz del quinto juego en el estadio “Sandino”, Mesa no solo se regodeó en censurar a su lanzador, a quien Yenet Pérez le conectó cuadrangular; y a la combinación matancera alrededor del segundo cojín, sino que ante la pregunta de un periodista sobre por qué mandó a tocar o por qué no transfirió a bateadores, respondió: Yo soy el director y lo mandé a hacer.
Si tuviese la oportunidad de participar en una de esas conferencias y Mesa usara uno de sus habituales desplante, no dudaría un instante en recordarle las veces que falló en intento de “robarse el home”, simplemente porque calculó mal. Solo las máquinas aparentemente no fallan, y a veces yerran; los hombres pueden equivocarse, mucho más en el campo deportivo. Si no, qué otra cosa querrá un atleta que no sea ganar.
Mesa, ocupe el puesto que ocupe, no tiene absolutamente ningún derecho a tratar descortésmente a quienes solo lo mueve el  interés noble de informar.
No me explico cómo esos exabruptos del mentor matancero se reiteran a la vista de las autoridades deportivas del país, y a la vista de otras autoridades, que sin ser deportivas tienen también responsabilidad con el universo atlético cubano, y no pasa nada, no hay un llamado a la cordura al director del “Matanzas”.
El otro día Mesa agredió a un árbitro en home. Solo le faltó pegarle con los puños pero lo hizo con el pecho al darle dos o tres empellones y gritarle desaforadamente a milímetros de la cara. Y el incidente no tuvo ninguna repercusión. Cuando al otro día trató de repetir la escena se topó con un valladar infranqueable: César Valdés. Y hasta ahí llegó en ese momento, no sin antes formar un altercado mayúsculo. Lo expulsaron del juego y todo el país sabía que él se mantenía junto al “dogau”, en un pasillo interior del estadio. Se le zafó a algunos jugadores del “Matanzas”, en medio de la alegría por el triunfo: “Le dijimos: ‘vamos a ganar, Ud. ahí, no se deje ver’”. Y ¿quien fue a la conferencia de prensa? Víctor Mesa.
Este tipo de situaciones no representan nada bueno para el béisbol cubano. Es un mal ejemplo lo que se está ofreciendo a la nueva generación. Mesa puede saber mucho de dirección de pelota, algo que no afirmo ni niego. Pero si en realidad es así, cabe aquí el aserto de que “Lo que hace bien con las manos lo desbarata con los pies”.  
Para resumir: el espectáculo beisbolero tiene 18 protagonistas: son los nueve jugadores de cada equipo que salen al terreno a darlo todo por el triunfo. Pero Víctor Mesa ha confundido este aspecto. Él fue un espectáculo como jugador. Ahora quiere seguir siendo un espectáculo como manager, y ha tomado, en mi opinión, el camino más escabroso. Los periodistas cubanos que tanto hacen por la pelota en Cuba  desde la radio, la prensa escrita y la TV debieran exigirle respeto y compostura al director del “Matanzas”. Él no es el centro del mundo ni de la pelota en nuestro archipiélago. Pero llegado el momento, y pase lo que pase mañana martes en el “Sandino” de la hermosa ciudad de Santa Clara, a qué viene tanta altanería y desplantes de Víctor Mesa cuando él como manager ni ganó durante años con el “Villa Clara”, ni ganó con el “Cuba” en el Clásico, ni ganó la serie pasada con el “Matanzas”. Entonces, a tanta bravuconería sin sentido, los periodistas debieran responderle por igual. Al menos yo sé que cuando le toque hablar aquí en Santiago de Cuba, habrá colegas que sabrán situarlo en el lugar que se ha ganado con su actuar improcedente.  

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