lunes, 23 de septiembre de 2013

EL BENNY MORÉ SE PASEA POR SANTIAGO DE CUBA

“…CUANDO VINE A VER 
YA ERA BENNY MORÉ”

Texto y fotos: M.Sc. Miguel A. Gaínza Chacón

Santiago de Cuba, septiembre 23.- Estoy ante un hombre singular. Primero, porque tiene dos nombres: Juan Manuel Villy Carbonell y el otro, infinitamente más conocido en buena parte del mundo: Benny Moré; segundo, porque es el único caso en que el  entrevistado responde las preguntas sin abandonar una posición mezcla de ejercicios yoga y de kong fu, en la que el cuerpo se sostiene sobre una sola pierna, mientras la otra y los brazos se mantienen alzados como quien va a iniciar un salto.  Así conserva la postura mientras habla, hasta que transcurridos largos minutos opta por su “asiento histórico”, otra singularidad, pues él solo es quien lo usa, especialmente para arrellanarse y contar que nació en 1962, en la calle  del Indio, muy cerca de la concida escalinata que “nace y muere” en Gasómetro y es acceso principal del Parquecito del Fuerte, en el reparto Mariana de la Torre, cerca de la bahía.
En ese entorno natal, el Benny cumple 33 años cuando visita España por primera vez y al regresar pasa a residir en las alturas de Quintero, sitio que lo subyuga por esa vista panorámica de la ciudad, por el cariño de tanta gente que lo considera como algo propio de esa comunidad, y porque es el sitio donde conoce al gran amor de su vida: “a esta buena mujer, Gisela Diana…”
-- ¿Por qué tú dices ‘esta buena mujer’?
-- Porque aunque todas las mujeres son ‘buena mujer’, ella es especial, es mi compañera inseparable… es parte de mi existencia.
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Mas lo descrito hasta ahora, necesariamente no sería motivo para una entrevista. Sí lo amerita, bajar Santo Tomás y a 20 metros de la dulcería La Corona, en el centro histórico de la urbe, “capturar en su morada” temprano en la mañana  a una figura admirada casi por todos y dueño de la magia de considerarse, y ser considerado, auténticamente Benny Moré.
Porque eso es lo que singulariza a Villy: él ha interiorizado que es la reencarnación del Benny, y se viste como él, habla como él, bebe como él, tiene bastón y sombrero al estilo del lajero prominente, y por encima de todo, porque canta como el Bárbaro del Ritmo.
Hijo de boxeador y nieto de jamaicano, el Benny santiaguero toca la fama cuando su voz, tan parecida a la de Moré, “salva” lo que técnicamente era un escollo casi infranqueable en la filmación de la película dedicada al cantante de Santa Isabel de Lajas. Y lo hace magistralmente, al extremo de que aún hoy, mucha gente cree que quien canta en el filme es el propio lajero.
Hay quienes creen que desde niño Villy se apega al cancionero del Benny. Pero no…
“Mi inclinación por la música del Bárbaro del Ritmo la experimento poco a poco… es como una transformación. No fue desde pequeño ni nada de eso. A los ocho años yo lo que tocaba eran las maracas, guitarra y después el tres. A los 20 y pico de años es que empiezo a cantar esos temas de él. Comienzo a abandonar los números de la bohemia, de la década, para incorporar sus canciones. Y siento un cambio, voy tomando por ahí como él hacía y cuando vine a ver ya era Benny Moré.”
Nunca se había aprendido un número completo del famoso intérprete; cantaba fragmnentos. Y tampoco se preocupó por eso. Pero la influencia del guajirpo operó el milagro: Villy se aprende los texto de  las obras y le sirve lo que le enseñan en la Habana, como parte de la filmacioón de la cita.
“Ahora las canto como si fuera una biblia.”
Los realizadores del filme una y otra vez chocaban con un problema: el “crasch” de los discos viejos se escuchaba con nitidez; una y otra vez trataban de “limpiar” aquello pero nada. Es cuando se opta por buscar al Benny santiaguero.
Como la porecedente, se mueven anécdotas alrededor de la película; de la estancia de Villy en la Capital, pero una, contada por él, ilustra el alcance del arte de Juan Manuel:
“Le ponen una grabación a la hija del Benny Moré, allá en La Habana, y claro parecía que ya la habían limpiado y le preguntan ¿quién está cantando ahí? Y dice: ‘Es mi papá’, y las lágrimas le corrían por el rostro. Y entonces el director, Jorge Luis Sánchez, le explica: ‘Ese no es tu papá. Ese es Villy que lo hemos traído de Santiago de Cuba para que haga la voz de tu papá’.
“Y ahí entre rones y risas y recordando a Benny en el estudio de grabación se hizo ese gran trabajo.”
Invitado por Cultura, Villy fue hasta Cienfuegos. Lo llevaron hasta la tumba del Benny “puse la mano mía encima de la losa y dije ‘padre, aquí estoy. Vengo a cumplir con tu música’.
-- ¿Le cantaste algo?
-- Fue tan impresionante estar ante un Bárbaro tan grande como ese… no se puede cantar, porque siempre cantará él
-- ¿Tú  crees que puedas grabar un disco con los temas del Benny?
-- No hay nada imposible. Sí se puede. Yo tengo el disco de donde voy a sacar cinco números, para que aquí en Santiago, por primera vez, hagan los arreglos y busquen músicos para eso
-- ¿Cuáles serían las canciones?
-- No faltaría Santa Isabel de las Lajas, no faltaría mi clásico, que salió en la TV, en la Gran Escena: Beso en la noche, no faltará esa, y Soy guajiro, Marianao… y otras. Tiene que ser así, porque yo conozco mi tono y si otro hace un arreglo a su forma, sin saber mi tono, hay problema después. Y no quiero que haya problema, sino que salga bien para la historia. Esto será otra sorpresa, después de la película. Será la banda y yo cantando en vivo
-- Va y te hacen un homenaje. Tú eres un personaje
-- ¡Oh! Los homenajes son peligrosos. Pero si lo hacen será muy bonito, porque mi padre, el Benny, estará orgulloso. Porque cuando este trabajo que hice en La Habana, yo le dije a él, a su espíritu, que cantaría Santa Isabel de las Lajas para rendirle un tributo y para recordarlo por siempre.
-- ¿Qué tú sientes cuando en la calle te dicen ¡Benny!?
-- Siento que el Benny soy yo… que no hay otro, a pesar de que hay muchos imitadores… en La Habana, en otros lugares
-- Pero tú eres el verdadero Benny
-- Así es, amigo mío, si no no hubiese llegado a la película en La Habana… un oriental
-- Un oriental que ha viajado según tengo entendido
-- Sí ha hecho viajes —interviene Gisela Diana— y en Londres estaba paseando por la calle y ve un ring y un cartel: 400 libras esterlinas por boxear. Y subió y en el segundo “raun” tumbó al japonés
A Villy le viene el boxeo de su padre, el pugilista Carbonell, y de su primo hermano Rafael Piña, y  también porque pasó por las manos del entrenador Manet Kelly, en calle 8 y Trocha, sin olvidar que practicó judo, jiujitzo y por último koun fu 
-- En fin ¿fuiste a Londres nada más?
-- No. También, por ejemplo en España: Zaragosa, Huesca, Pamplona, Valladolid, Armería, León, Huelva, Extremadura; y a Inglaterra otra vez, Suiza, Alemania, Irlanda del Norte, Japón, Eslovenia, Holanda, Bélgica, Turquía, Escandinavia…
-- Ha sido un honor para mí hablar con Benny Moré 
-- Mira, a mí siempre me saludan en la calle, el pueblo me saluda. Yo quiero hoy enviarle un saludo a Santiago de Cuba y a los santiasgueros: que sigan fuerte, que sigan adelante en la reconstrucción, y que sigan amando a la Patria, a la Revolución, a Fidel y a Raúl… en nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo


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