lunes, 20 de agosto de 2012

Creen que el jazz entró a Cuba por la ciudad de Santiago



Santiago de Cuba, agosto 20.- El jazz o la base de este ritmo, sin lugar a dudas una de las manifestaciones musicales más universales, pudo haber llegado a Cuba junto con las tropas de Estados Unidos desembarcadas aquí en 1898, en ocasión de la Guerra Hispano-Cubano-Norteamericana.

Este y otros elementos consustanciales a la afirmación precedente han tomado cuerpo en la ciudad santiaguera, a medida que ponen a punto el Iris Jazz Club, un recinto de acabado excepcional en el centro de esta urbe sur oriental de Cuba, que estará consagrado a las presentaciones artísticas de jazzistas del país e invitados extranjeros.

UNA JOYA EN LA PLAZA DE MARTE
Como admirable y funcional, y a la altura de las figuras que pasarán por su escenario, puede calificarse el Iris Jazz Club, exactamente ubicado frente al céntrico parque de la Plaza de Marte. 
Aunaron esfuerzos y han puesto a punto una “joya”, la Fundación Caguayo, dirigida por el célebre escultor Alberto Lescay Merencio: numerosos artistas de la plástica, integrantes de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas (ACAA), y organismos e instituciones santiagueros.
Porque la única denominación que se ajusta al “Iris…” es la de una joya, cuando se observa el mural pictórico y cerámico que sirve de respaldo al escenario, o el camerino, o el salón para casi 100 personas, las mesas bien dispuestas, los sillones al estilo de los famosos “pulman”…
Hay un nivel superior en el salón central, a modo de balcón, que también tiene mesas y está junto a la cabina de audio. Y el bar Emiliano (por referencia al joven e inolvidable pianista y jazzista Emiliano Salvador, músico irrepetible) sobresale por el buen gusto en su diseño, similar al de la cafetería Jazznamá, donde incluso se mostrarán exposiciones, como la que hoy ocupa espacio allí, salida de la creación del caricaturista Pérez López o “Chicho” como se le conoce, artísticamente hablando.
El club será un santuario para músicos cubanos y extranjeros, y para todo aquel amante del jazz en Santiago de Cuba,  urbe por donde afirman algunos, entró a Cuba el conocido ritmo musical. 
Cuentan que con los soldados norteamericanos desembarcados por Daiquirí y Siboney cuando la guerra Hispano-Cubano-Norteamericana de finales del XIX, llegó al  archipiélago lo que sería el jazz, para amenizar las noches en los campamentos norteños levantados cerca del litoral santiaguero.  
Otras fuentes --norteamericanas y muy serias por cierto—señalan que franceses llegados a esta región con sus esclavos, procedentes  de Haití para alejarse de la Revolución haitiana a inicios del XIX, finalmente no se adaptaron al país y siguieron rumbo a la Louisiana, a Nueva Orleans, a donde llevaron ya con influencia cubana y africana, el ritmo que luego sería el verdadero jazz. Es un buen tema para investigadores y musicólogos, conocer qué hay de cierto en la afirmación de que emigrantes franceses salidos de Santiago de Cuba llevaron la base del ritmo a la Luisiana. 
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Pero si el jazz entró o no por aquí no es lo que cuenta. Lo importante es que la ciudad, la segunda en importancia del país, dispone de un nuevo espacio, concebido para dedicarlo a manifestación musical tan internacionalmente famosa.   
Francisco Miyares, director general del Complejo Cultural Iris Jazz Club, y el laureado cantautor José Aquiles Virelles, organizador del Consejo Técnico Asesor, son puntales del proyecto.  
“Este Complejo –puntualiza Aquiles--, consta de tres partes: el club de jazz (que funcionará de las 21:00 horas hasta las 02:00 horas), sección donde se desarrollará el objetivo principal del lugar: la música en vivo, y donde se proyectarán videos…
“Está el bar (de las 10:00 horas a las 02:00 horas), que recibirá clientes y estos, si lo desean, pasarán al club; y una tercera sección, la cafetería (abierta las 24 horas del día), ambientada con música y elementos del jazz y su historia. Así surgió la idea de este proyecto, hoy casi está materializado.”
En lo que fuera la popular cafetería La Iris, de principios del siglo XX, ahora nace un punto excepcional de la ciudad, en que todas las opiniones y observaciones han sido tenidas en cuenta: de músicos, de artistas de la plástica: Albertico Lescay, Arnaldito Lescay, David Virelles, René Domínguez, Juan Chacón, Julio González…
Impresiona el mural de Miguel Ángel Lobaina y Carlos René Aguilera; la decoración, la ambientación y el diseño, que han estado a cargo de la Fundación Caguayo; el trabajo del arquitecto Limonta; la ACAA ha estado aquí, también, con el artesano Rojas al frente, quien se ha responsabilizado con todo lo de hierro: lámparas, soporte de las luces, la marquesina…, incluso por donde sale el sonido general está en medio de un entramado de herrería…
Sobresale también el uso de la fotografía, de ahí que en ese aspecto, falta muy poco de lo que vale y brilla del jazz en Cuba y el mundo.
“Hace dos años, en el Teatro Macubá del grupo de Fátima Patterson, en la calle Enramadas, se empezaron a dar los primeros pasos para sostener una programación bien pensada, bien diseñada y que fuera coherente con lo que en el futuro ocurriría en el Club. De esa manera se encuentran listos para el  Iris Jazz Club, grupos como Influencias, dirigido por Orlandito Fuentes, conjunto ganador del Premio Jojazz’2011, con Eduardo Bringues (trompetista), ganador también en instrumentación; el grupo Somos de Cuba, con Iván Acosta al frente; Zulema Iglesias,  el Trío Acorde, de Palma Soriano; el cuarteto de saxofones Magic Quarter, un proyecto de la trovadora Adriana Aseff, el River Jazz, de la vecina provincia de Granma…”
Luminarias cubanas como el gran Chucho Valdés, el eternamente creativo Boby Carcasés y su hijo Robertico; César López, Manzano, Oscar Valdés… y otros por el estilo y rango encabezan la lista de quienes pasarán inmediatamente por el Iris Jazz Club.
Quizás por eso no cesa de sonar el teléfono, con llamadas desde casi todo el archipiélago. Y son figuras de renombre que quieren estar en los programas del Club, ya casi un emblema del jazz en Cuba.      
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La cristalería y los marcos en las puertas y ventanales del Complejo; la pintura sobria, la marquesina, y los elementos decorativos, lumínicos y fotográficos adosados en la acera alrededor y en las paredes exteriores, imprimen a la antigua “Iris” una fachada exclusiva, en que lo moderno apenas altera la arquitectura de inicios del siglo XX.   
Miyares es el coordinador general de las dos actividades esenciales en la unidad: la de la Empresa Provincial de Contratación de la Música y los Espectáculos y de la Empresa Compay Thiago. La primera viene a ser “la dueña” de la instalación, y la segunda se encargará de la gastronomía, para lo que dispone de equipamiento nuevo y moderno.
“El atractivo del lugar está no solo en su interior sino también en el exterior, por ejemplo en las planchas de bronce en el suelo, que son resultado de un concurso internacional convocado por la Fundación Caguayo.
“Las exposiciones serán rotativas; habrá temas sobre la geografía de la ciudad, sobre personajes de esta; hoy, en la parte de arriba, en el interior, hay grandes cuadros del artista Puyú y de otros consagrados de la plástica… La fotografía es otro elemento esencial, de modo que todo un segmento interior está ocupado por fotos de destacados intérpretes y ejecutantes del ritmo que da nombre a la instalación.  
“Es innegable la calidad del trabajo de los constructores de la Empresa Provincial de Mantenimiento Constructivo, con  gran peso en la Agrupación de Contramaestre; RETOMED, COPEXTEL, la Oficina del Conservador de la Ciudad, carpinteros de Camagüey, de la Fundación Caguayo; una empresa del Ministerio de la Construcción especializada en metales; el CIMEX, Empresa Eléctrica, Acueducto, y el apoyo de las autoridades santiagueras…
“También es justo reconocer al personal de las dos instituciones: la entidad de la música y Compay Thiago, que hoy se capacitan para   difundir adecuadamente el jazz.”
Entonces, ninguna ocasión es mejor para celebrar dentro de algunas semanas, aquí en Santiago de Cuba, del 21 al 23 de septiembre, el Festival Amigos del Jazz, auspiciado por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), la Universidad de Oriente, la Revista CUBAY, con su presidente de honor: el músico César López.
El encuentro, y por extensión el surgimiento del Iris Jazz Club es una idea que la UNEAC ha acariciado como un sueño hace más de un lustro. Y al margen de otras locaciones, es lógico que el “Iris…” será una de las sedes principales donde cobre vida  la creación musical e incesante de artistas santiagueros.

  




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