Para
recordar el día en que Santiago de Cuba
inauguró su brillante época
polifónica
M.Sc. Miguel A. Gaínza Chacón
Santiago
de Cuba, noviembre 15.- Hace exactamente 54 años, un músico inquieto y
emprendedor de esta ciudad, decidió echar mano a un sueño, unió a varios
talentos y nació para siempre y para la historia de esta urbe, el Orfeón
Santiago, de la mano de su creador, el profesor Electo Silva Gaínza.
El 15 de noviembre de 1960 fue fundado aquí uno de los coros más
relevantes del movimiento coral cubano. Y la mejor muestra de que nacía un
ícono es que después de más de medio siglo, la agrupación ha soportado todos
los embates y ahí se mantiene fiel al camino que le trazó su fundador: la
defensa de la mejor música cubana, sin olvidar lo más exquisito del pentagrama
universal.
Lo cierto es que esa celebridad
musical cubana, que se llama Orfeón Santiago está de fiesta y es reconocido por
la ciudad que lo vio nacer, por ejemplo con veladas como las de esta noche en
la Sala Dolores.
Ahora bajo la conducción de la
joven maestra Daria Abreu, aunque se mantiene la pupila paternal del maestro
Electo Silva, el “Orfeón” incursiona en un programa de lujo organizado
expresamente para festejar los 54 años del grupo, con la posibilidad de mostrar
a su fiel público santiaguero cuánto de variedad, calidad y frescura hay en sus
voces y en sus arreglos.
Piezas de
la polifonía renacentista europea, como Laudate Dominum, del compositor italiano G. P. da Palestrina, Cuando, cuando? y
Zagaleja
de lo verde, del español Juan Vázquez
permiten recrearse a los cantores solistas, una de las características más
sobresalientes del Orfeón Santiago y un sello en su estilo tan propio.
No solo
es para esta noche el programa por los 54 años del coro, sino que ya queda
conformada esta velada para ocasiones venideras, en las que descollarán
nuevamente el contratenor Enrique Chávez
en la obra Alleluia del
compositor guadalupeño Jean Michel Lesdel, obra que adquirió su primer registro
discográfico con el Orfeón Santiago, y los estrenos de las obras folklóricas Ngana, del australiano Stephen Leek, y Segalariak, del vasco
Josu Elberdin, además de varios títulos del repertorio coral cubano como Te amaré, de Silvio Rodríguez con versión coral de
Honey Moreira; Como
baila Marieta, de Faustino Oramas y versión coral
de Marialy Pacheco; Frutas
del Caney, de Félix B. Caignet en versión coral de Melvin Rodríguez;
72 Hacheros pa’ un
palo,
de Arsenio Rodríguez en versión coral de Conrado Monier…
Buen momento por estos días para recordar también que el Orfeón cantó
oficialmente por primera vez casi un mes después de creado por el maestro Silva
Gaínza. Eso fue el 17 de diciembre de 1960 y un año y un mes después se
convertía en una agrupación profesional a propuesta del entonces Consejo
Nacional de Cultura.
Mucho camino ha transitado el coro,
primero de la mano de Electo, ahora del brazo de Daria Abreu. Por ejemplo es anfitrión
fundador del Festival Internacional de Coros de Santiago de Cuba, y lo más
sobresaliente es que a lo largo de más de cinco décadas ha logrado conservar su
calidad característica, su empeño tan revolucionario, y un amor
sin límites por el canto colectivo.
En más de medio siglo en los más diversos escenarios cubanos
y extranjeros ha quedado la impronta del “Orfeón”, del maestro Silva, y de
quienes desde la altura de su música y sus composiciones, han ayudado a
prestigiar el canto coral genuinamente impulsado por la Revolución cubana.
El coro muestra un repertorio envidiable: villancicos de
navidad cubanos y universales; música popular cubana; polifonía española de los
siglos XV y XVI; música barroca y clásica; música de los siglos XIX y XX,
canciones revolucionarias e himnos, madrigales….
En todos los escenarios estos cantores santiagueros han sido
merecedores de ovaciones cerradas y han cosechado grandes éxitos. Así ha sido a
lo largo de estos primeros 54 años.
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