domingo, 19 de julio de 2015

Noche inolvidable en el "Heredia" con Alicia Alonso y el BNC



  
Santiago de Cuba se inclinó anoche ante 
Alicia Alonso y se conmovió con “Giselle”  
Texto y fotos: M.Sc. Miguel A. Gaínza Chacón

Santiago de Cuba, julio 19.- Ciento setenta y cuatro años después de su estreno en París, anoche Giselle o las Willis, obra cumbre del romanticismo, conmovió a unos 2 000 santiagueros reunidos en el Teatro Heredia, quienes disfrutaron durante aproximadamente dos horas, de la excelencia del Ballet Nacional de Cuba y de la versión coreográfica de Alicia Alonso.
Como mismo se han rendido los públicos ante las versiones de “Giselle” en los teatros principales de París, la antigua Leningrado (hoy San Petersburgo), Moscú, Londres, Estocolmo, Nueva York, La Habana, Stuttgart…, le ocurrió al que asistió al “Heredia”, a la primera de dos funciones  que la compañía cubana ofrece aquí para unirse a las celebraciones por el medio milenio de la villa.
Ovaciones repetidas marcaron momentos de la velada en el teatro majestuoso de la Avenida de las Américas: cuando irrumpió en la sala la prima ballerina assoluta Alicia Alonso, luego en el transcurso de la puesta en escena de la obra, y finalmente, durante el homenaje a la Directora del BNC.
El mérito supremo de Alicia Ernestina de la Caridad del Cobre Martínez de Hoyo (Alicia Alonso) descansa no solo en que a partir de hacer por primera vez el personaje de Giselle en 1943 en el Metropolitan de Nueva York “se hizo irremplazable” sino en su versión coreográfica, que proyectó al BNC a planos mundiales, y en haber trasmitido a las bailarinas y los bailarines cubanos, la enorme carga sentimental contenida en la obra.
Eso se demostró anoche en el “Heredia” en los roles protagonistas de los primeros bailarines Anette Delgado y Sadaise  Arencibia como Giselle, Dani Hernández y Alfredo Ibáñez en el papel de Albrecht, Estheysis Menéndez y Dayesi Torriente como Myrtha, reina de las Willis, y Ernesto Díaz en el Hilarion, todos respaldados por solistas y el cuerpo de baile de la compañía.
En el programa de la velada se explica que la versión coreográfica y la interpretación personal del ballet Giselle, por Alicia Alonso, recibieron en 1966 el Grand Prix de la Ville de Paris; y que en 1972, fue incorporada a la Ópera de París.
Con la exactitud que caracteriza al BNC, a las 20:30 horas se inició la función en el teatro santiaguero. Fueron casi dos horas del ballet más depurado y de como la danza y la música pueden transportar al público a épocas remotas y hacerlo partícipe, por ejemplo, del ambiente que transcurre “en una aldea de la Renania medieval, donde Hilarion, cazador, ama a Giselle y tiembla de celos por Loys, bajo cuyos mentidos andrajos de pueblerino se encuentra el duque Albrecht.
“Aparece éste para encontrarse con Giselle tras haber ocultado su espada en el bosque y alejado a su escudero. La joven sale de casa y acepta el tierno galanteo de Loys, que jura amarla para confortarla de la negativa de una margarita que ella había deshojado. Hilarion declara más tarde su amor a Giselle, pero ella lo rechaza y éste jura venganza.
“Dan comienzo las fiestas campesinas de la vendimia, a las que Giselle se une con entusiasmo no sin el temor de su madre, pues desde niña había tenido una salud muy débil. Mientras esta danza tiene lugar, su madre cuenta cómo jóvenes muertas antes de casarse se convierten en Willis, blancos fantasmas que vagan por los bosques al claro de la luna. Se interrumpen las fiestas para acoger al príncipe de Curlandia y a su hija Bathilde, que llegan de regreso de una cacería con su séquito. Giselle danza para la princesa, que le da un collar y vuelve a partir con los suyos, reanudándose la fiesta campesina. Al llegar Albrecht, Hilarion lo desenmascara mostrando la espada que ha encontrado escondida en el bosque, y llama de nuevo con el sonido del cuerno a los nobles cazadores y a la princesa Bathilde, prometida de Albrecht. Éste, con fingida desenvoltura y justificándose como simple deseoso de distracción entre las danzas campesinas, toma a Bathilde del brazo y se la lleva, sin cuidarse de Giselle. Giselle, al comprender el engaño, cae en la locura y delira iniciando pasos de danza entre los consternados presentes, para finalmente morir en brazos de su madre ante un Albrecht atónito y desesperado.”

En el segundo acto “a medianoche, en las proximidades de la tumba de Giselle, se entrevé a Hilarion que pasa entre los árboles que lo rodean. Aparece entonces Myrtha, reina de las Willis, que invoca a su corte de fantasmas femeninos para recoger, danzando, a su nueva compañera, Giselle, que tras inclinarse ante la reina, se une a la espectral danza que mantienen sus compañeras. Se oyen unos pasos y las Willis se desvanecen: es Albrecht, que viene a esparcir lirios sobre la tumba de la muchacha amada. Se le aparece la imagen de Giselle, y él, alucinado, la sigue por entre los árboles. Entra Hilarion y es rodeado inmediatamente por las Willis, que lo obligan a danzar hasta la muerte. Al retorno de Albrecht, Myrtha lo condena a sufrir la misma suerte que habían sufrido todos aquellos que caen bajo el poder de las Willis, pero Giselle lo protege junto a la cruz implorando en vano a la gélida reina. Condenado a bailar hasta el extremo, Giselle lo sostiene con amor desesperado hasta que las primeras luces del alba imponen la retirada de los espectros. Giselle tras no haber sucumbido ante los sentimientos de venganza (lo cual identifica a las Willis) es liberada de vivir en las sombras y retorna a su tumba para descansar en paz después de haber encaminado a su amado hacia la luz y la vida.”

Historia tan bella tuvo un complemento excepcional en la escenografía: un bosque por momentos festivo, resplandeciente; luego en penumbras, quejumbroso… “Giselle” vino a confirmar, una vez más, que en Santiago de Cuba el ballet clásico tiene una fortaleza, y tanto Alicia Alonso como Pedro Simón, director del Museo de la Danza coincidieron al afirmar que en Cuba, para el ballet y fuera de La Habana, ninguna instalación supera al “Heredia”.  

La ciudad, entonces, reverenció a la Prima Ballerina Assoluta; a la Dra. Honoris Causa por la Universidad de La Habana en 1973, a la ganadora de infinidad de premios y condecoraciones;  y en nombre del pueblo y los artistas santiagueros le rindió homenaje.

Alicia recibe flores y la Llave de la Ciudad

Jacqueline Rodríguez y la Dra. Marta Cordie, Secretaria de la Asamblea Municipal del Poder Popular y Directora del Centro Cultural Africano Fernando Ortiz, respectivamente, leyeron las resoluciones para otorgar a Alicia Alonso la Llave de la Ciudad y la Placa de Reconocimiento Heredia, entregadas a la célebre bailarina por Raúl Fornés Valenciano, presidente (Alcalde) de la Asamblea, y Tania Fernández Chaveco, directora provincial de Cultura.

Mientras sobre el escenario del “Heredia” Alicia recibía flores Quienes regularmente acompañan a la Alonso y por lógica están más cerca de ella aseguraron: “¡Está emocionada… muy emocionada.”

Hoy será la segunda función del BNC con “Giselle” en el Teatro Heredia, a las 17:00 horas. La cita es para disfrutar de una de las compañías de ballet clásico más famosas del mundo y para que otra vez los santiagueros aplaudan a Alicia.


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