S.O.S. ACADEMIA…
DE ARTES PLÁSTICAS
Texto y foto: M.Sc. Miguel A.
Gaínza
Santiago de Cuba, octubre 6.- De los cantos del hombre primitivo
lógicamente no quedan grabaciones; de sus bailes, lo que nos imaginamos. Pero
en ciertos lugares de las entrañas de la tierra se conservan muestras del arte
pictórico de los primeros humanos. Por tanto, las artes plásticas nacieron casi
con la aparición del hombre en La Tierra.
Ese nexo
casi natural entre el hombre y la pintura prevalece desde los albores de la
humanidad. Y si Cuba tuvo en la “San Alejandro” de La Habana la primera
academia de artes plásticas, a Santiago de Cuba le cabe el altísimo honor de
contar con la segunda del país que cumplirá 80 años en 2015 pues abrió sus
puertas el 13 de septiembre de 1935.
Solo el
rumor de que la Academia de Artes Plásticas pudiese ser trasladada a otro sitio
de la región oriental disparó el amor propio de quienes ni conciben el hecho de
que la “José Joaquín Tejada” abandone el entorno santiaguero. ¿Capricho?
¿Regionalismo? De ningún modo.
MUCHA HISTORIA
Historia y resultados son el aval de la Academia, como parte
de una trayectoria hermosa que nada ni nadie puede soslayar.
La escuela abre sus puertas en el inmueble marcado con el número
6 de la Calle Heredia (altos), con Antonio Fernández Millán como su primer
director, y un claustro de lujo: Mario Sauri García, Gerardo González Ramírez
(secretario), el inolvidable profesor Orozco…, quienes decidieron otorgar la
condición de directores de honor a tres íconos de las artes en la ciudad: José
Joaquín Tejada, José Bofill y Luis Desaugles “por su contribución al desarrollo
artístico de la ciudad”.
En 1945, el centro pasa a llamarse José Joaquín Tejada, luego
del fallecimiento del célebre pintor santiaguero, y es adscrito al Ministerio
de Educación, de ahí el mismo programa de estudios que en la “San Alejandro”.
En apretada síntesis, su historia señala que “en 1954 se
traslada al antiguo Caserón del Intendente, lugar que ocupa hasta que en 1960
vuelve a funcionar -luego de un tiempo cerrado por las luchas insurreccionales-
pero en el local que ocupa actualmente la Secundaria Básica Espino Fernández,
para en 1962 ser trasladado al sitio que ocupa actualmente” en lo alto de la
Loma del Kake, en el corazón de un barrio aledaño a la bahía.
AGUILERA Y LA ACADEMIA
José Julián Aguilera Vicente, uno de los cinco maestros de
la plástica, hijos ilustres de Santiago de Cuba, fue director de la Academia y
es también, uno de los más enconados defensores de preservar el centro.
“Es la segunda escuela después de San Alejandro y surgió con
los profesores de aquí, y desde aquí ayudamos a crear centros similares en
Holguín, con Hermógenes Trenard Caulead, Walfrido Lago Shelton… pintores
escultores… William Martínez Bauza.
“Aportamos profesores para Guantánamo, Bayamo, Manzanillo,
Las Tunas; apoyamos con profesores, el desarrollo de la cerámica en la Isla de
la Juventud… Casi todos los plásticos santiagueros y un buen número del resto
de las provincias orientales salieron de aquí.
“En la escuela se hacía toda la propaganda gráfica que siguió
al triunfo de la Revolución; las máquinas de grabado para el Taller de Holguín
las llevó Berta Bonne… Si perdemos la escuela va a ser una catástrofe. Los
cinco maestros Hijos Ilustres de esta ciudad pasamos por allí como profesores,
además de René Valdés, Ferrer Cabello, Raúl Alfaro, Hermógenes Trenard, Julia
Valdés; allí se graduaron Alberto Lescay, Carlos René Aguilera, Marta Mosquera,
Lobaina, Tamayo… El Taller Cultural lo fundó la escuela; de aquí salió parte
del material humano que nutrió al DOR (Departamento de Orientación
Revolucionaria), los talleres de artesanía del INIT…
“Contratar profesores artistas por semestre, hacer planes de
estudio contemporáneos, sin hojarascas; mantener un claustro actualizado,
estimular a los artistas para que se incorporen
pueden ser medidas que ayuden al centro… Hay que reproyectar esta
escuela que es una de las más amadas en la ciudad.
“Un poquito más de sensibilidad siempre será bueno, y en fin
esta batalla por ‘levantar’ la escuela hay que ganarla en Santiago de Cuba.”
DE LA COMUNIDAD Y PARA
LA COMUNIDAD
Cuando
Luisito, Kito y otros muchachos del barrio escalaban la Loma del Kake para buscar entre los arbustos y echar a
pelear enormes lagartijos rabiazul con impresionantes arañas peludas, también
le dedicaban una ojeada al edificio que coronaba la elevación, en medio del
reparto Mariana de la Torre, en el sur de la urbe.
Conocían
que de allí salían pintores y eso los motivaba, porque temperas y colores no
eran desconocidos para algunos del grupo, que finalmente terminaron en las
aulas de la “José Joaquín Tejada”.
De hecho
hoy se impone insertar más la Academia en el barrio y que vuelva a ser como
antes: parte de este. Incluso hay que cambiar el barrio mediante las artes
plásticas que es como sacar la escuela a la calle. Y multiplicar las acciones
comunitarias. El claustro tiene que reflexionar sobre cómo hacer brillar
nuevamente un centro donde hoy hay más
profesores que alumnos.
Sobre este
aspecto y otros, Carlos Sánchez Calzado, director de la escuela, habló de esta
enseñanza que es especial y muy costosa. ¿Por qué hay solo 23 alumnos en la
matrícula actual? ¿De los municipios pueden acceder alumnos al centro? ¿Cuál ha
sido la mayor matrícula? ¿Con qué nivel sale el alumno de aquí? ¿Qué hacen para
vincular la escuela y la comunidad?
“Como parte
de la reorganización de la Enseñanza Artística y sobre la base del Lineamiento
164 que señala la racionalización de la enseñanza por territorio, se hizo la
proyección de matrícula, con la participación de los consejos provincial y
nacional de las Artes Plásticas y el CENEAR. Así se aprueban las cifras y se
determinó que fueran cuatro estudiantes por captar. Para nosotros es muy poco
pero la escuela no determina. Incluso conocemos que en algunas provincias no se
captó ningún estudiante.
“Aquí
llegamos a tener 123 alumnos que yo recuerde, hace como cuatro años y estaba
incluida la especialidad de teatro pero esta pasó a la EVA.
“Tenemos
capacidad en instalación y claustro para más de 100 estudiantes. Los municipios
sí tienen acceso pero de acuerdo con la norma no se captó en ningún de estos.
Hay quejas por ejemplo de Contramaestre y San Luis que son cantera y que
pudieron aportar muchachos.
“De nuestro
centro los alumnos salen con nivel de técnico medio.
“Nos hemos
propuesto realzar el vínculo con la comunidad y está el proyecto ‘Amanecer’ con
alumnos de escuelas primarias, atendidos por profesores nuestros. Es un
encuentro semanal durante dos meses. Vamos a cerrar con un evento y una
exposición con trabajos de las escuelas. Hay otro proyecto con la comunidad,
denominado La Edad de Oro; es con el primer nivel de la enseñanza primaria (de
primero a cuarto grados) en Vista Alegre.”
¿Algo más?
“Conocemos
que se decidió por el Ministerio de Cultura mantener la Academia en Santiago de
Cuba. También se han manejado ideas de reubicar la Academia en la EVA. Aquí hay
talleres, instalaciones montadas, máquinas y herramientas y espacio suficiente
para estudiantes, incluso internos.”
NUESTRA FECUNDA FÁBRICA
DE ARTISTAS Y DE HOMBRES Y MUJERES
Así
califica Aguilera Vicente a la Academia José Joaquín Tejada en un llamado que
hizo a la vanguardia artística para apoyar la escuela. Él y otros encumbrados
artistas están decididos a no dejar declinar “nuestra querida institución
académica: nuestra fecunda fábrica de artistas y de hombres y mujeres
cuya sensibilidad ha dejado huella en la cultura regional, nacional e
internacional…”
Entre otros aspectos, el documento señala: “Para muchos de
nosotros, los agradecidos y los que no olvidamos, la escuela es uno de
esos centros vitales por salvar, y me gustaría, en nombre de los
cinco maestros más viejos de la ciudad y también de las generaciones de
artistas que nos siguieron y de todos a los que nos duele este asunto, exponer
algunas razones por las cuales la escuela debe quedarse”.
Una síntesis de esas razones recuerda que la “José Joaquín
Tejada” es la segunda academia de artes plásticas más antigua del país y
que lleva el nombre de Tejada, pintor santiaguero alabado por José Martí.
Agrega,
como segundo aspecto, que “en la historia de la fundación de la escuela y de su
decurso sucedieron hechos y transitaron personas vinculados directamente
con la historia revolucionaria de Cuba y particularmente de Santiago, y que por
sus aulas pasaron conspiradores y luchadores clandestinos contra la tiranía de
Batista, e incluso asaltantes del 30 de Noviembre; que en 1956 la escuela fue a
la huelga para luchar por su existencia amenazada y en contra de la
arbitrariedad de Sánchez Arango, ministro de cultura del gobierno de Prío,
batalla ganada y que dejó listo al centro para servirle a la Revolución a
partir del 1959.
Como
tercera razón, apunta que “A partir del triunfo revolucionario la escuela
y sus profesores se cubrieron de gloria, sumándose al proceso de cambios
del país. La creación de la propaganda revolucionaria, la contribución
a la expansión de la política cultural de la Revolución fueron
actividades tan naturales a la escuela como el formar artistas y
profesores de arte…
Y como
cuarto aspecto, y como resultado de los precedentes explica que “Santiago se
afianzó como la segunda plaza artística del país después de La Habana (con
características diferentes, lo que es muy beneficioso para la diversidad dentro
de la unidad del país) y formó en sus claustros a estudiantes del resto
de las provincias orientales (e incluso de algunas provincias centrales y
occidentales), quienes a su vez fundaron movimientos plásticos en sus lugares
de origen. Sin embargo, ninguno de estos movimientos aún ha superado ni en número de creadores ni
en número de instituciones actuantes ni en peso artístico a nivel nacional ni
en historia al movimiento plástico santiaguero, por lo que el traslado de la
academia a otros lugares del Oriente es completamente injustificado. El
resultado de algo así sería una escuela de arte injertada en contextos
menos favorables culturalmente, y un despilfarro de recursos”.
Enumera
entonces instituciones como el Taller Cultural “de verdadero quehacer
internacional y que organiza bienales internacionales de cerámica, pintura
mural y grabado”, la Fundación Caguayo, de alcance nacional y que por su
lado también organiza eventos internacionales de escultura en diversos
materiales y técnicas, y que propicia y trae del exterior exposiciones
internacionales y posee el taller de fundición más importante del Archipiélago,
y desglosa los numerosos talleres en activo de maestros en la pintura y el
grabado… y “por si fuera poco, las galerías existentes y su trabajo, así como
los distintos eventos y festivales multidisciplinarios terminan por redondear
la oferta cultural tan importante y necesaria a un artista en formación, la
cual no encontrara en ninguna otra parte del Oriente cubano”.
El
documento está rubricado por Aguilera Vicente y por Miguel Ángel Botalín Pampín,
Luis Mariano Frómeta, Lincoln Camué Nohalla, José Loreto Horuitinier, Alberto
Lescay Merencio, Carlos René Aguilera Tamayo, Israel Tamayo Zamora y Miguel
Ángel Lobaina.
LO QUE DEBE DEMOSTRAR SANTIAGO DE
CUBA
No sería
este caso de la “José Joaquín Tejada” el primero en que un evento, un festival
o una institución nacida y consolidada en Santiago de Cuba pasan no “a mejor
vida” sino “a mejor lugar”, ante el estupor de los santiagueros. Por eso
respaldamos con firmeza lo señalado por Aguilera y los otros maestros.
Pero eso
implicará que el territorio, la dirección de Cultura, la dirección de las artes
plásticas y cuantas instituciones u organismos estén implicados reviertan el
panorama actual de la Academia de Artes Plásticas José Joaquín Tejada, la
reconviertan en un nexo indisoluble con la comunidad, amplíen la matrícula a la
que tantos jóvenes y niños amantes de las artes visuales aspiran en la ciudad y
el resto de los municipios, de forma tal que en lo alto de esa elevación
pintoresca en medio de un barrio pegado a la bahía refulja nuevamente el
símbolo del arte pictórico en Santiago de Cuba. De no ser así, tanto empeño y
amor por el terruño no habrá fructificado.
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