“…CUANDO VINE A VER
YA ERA BENNY MORÉ”
Texto y fotos:
M.Sc. Miguel A. Gaínza Chacón
Santiago de Cuba, septiembre 23.- Estoy
ante un hombre singular. Primero, porque tiene dos nombres: Juan Manuel Villy
Carbonell y el otro, infinitamente más conocido en buena parte del mundo: Benny
Moré; segundo, porque es el único caso en que el entrevistado responde las preguntas sin
abandonar una posición mezcla de ejercicios yoga y de kong fu, en la que el
cuerpo se sostiene sobre una sola pierna, mientras la otra y los brazos se
mantienen alzados como quien va a iniciar un salto. Así conserva la postura mientras habla, hasta
que transcurridos largos minutos opta por su “asiento histórico”, otra
singularidad, pues él solo es quien lo usa, especialmente para arrellanarse y contar
que nació en 1962, en la calle del
Indio, muy cerca de la concida escalinata que “nace y muere” en Gasómetro y es
acceso principal del Parquecito del Fuerte, en el reparto Mariana de la Torre,
cerca de la bahía.
En ese entorno natal, el
Benny cumple 33 años cuando visita España por primera vez y al regresar pasa a
residir en las alturas de Quintero, sitio que lo subyuga por esa vista
panorámica de la ciudad, por el cariño de tanta gente que lo considera como algo propio de esa comunidad, y porque
es el sitio donde conoce al gran amor de su vida: “a esta buena mujer, Gisela
Diana…”
-- ¿Por qué tú dices ‘esta
buena mujer’?
-- Porque aunque todas las
mujeres son ‘buena mujer’, ella es especial, es mi compañera inseparable… es
parte de mi existencia.
o0o
Mas lo descrito hasta ahora,
necesariamente no sería motivo para una entrevista. Sí lo amerita, bajar Santo
Tomás y a 20 metros de la dulcería La Corona, en el centro histórico de la
urbe, “capturar en su morada” temprano en la mañana a una figura admirada casi por todos y dueño
de la magia de considerarse, y ser considerado, auténticamente Benny Moré.
Porque eso es lo que
singulariza a Villy: él ha interiorizado que es la reencarnación del Benny, y
se viste como él, habla como él, bebe como él, tiene bastón y sombrero al
estilo del lajero prominente, y por encima de todo, porque canta como el
Bárbaro del Ritmo.
Hijo de boxeador y nieto de
jamaicano, el Benny santiaguero toca la fama cuando su voz, tan parecida a la
de Moré, “salva” lo que técnicamente era un escollo casi infranqueable en la filmación
de la película dedicada al cantante de Santa Isabel de Lajas. Y lo hace
magistralmente, al extremo de que aún hoy, mucha gente cree que quien canta en
el filme es el propio lajero.
Hay quienes creen que desde
niño Villy se apega al cancionero del Benny. Pero no…
“Mi inclinación por la música
del Bárbaro del Ritmo la experimento poco a poco… es como una transformación.
No fue desde pequeño ni nada de eso. A los ocho años yo lo que tocaba eran las
maracas, guitarra y después el tres. A los 20 y pico de años es que empiezo a
cantar esos temas de él. Comienzo a abandonar los números de la bohemia, de la
década, para incorporar sus canciones. Y siento un cambio, voy tomando por ahí
como él hacía y cuando vine a ver ya era Benny Moré.”
Nunca se había aprendido un
número completo del famoso intérprete; cantaba fragmnentos. Y tampoco se
preocupó por eso. Pero la influencia del guajirpo operó el milagro: Villy se
aprende los texto de las obras y le
sirve lo que le enseñan en la Habana, como parte de la filmacioón de la cita.
“Ahora las canto como si
fuera una biblia.”
Los realizadores del filme
una y otra vez chocaban con un problema: el “crasch” de los discos viejos se
escuchaba con nitidez; una y otra vez trataban de “limpiar” aquello pero nada.
Es cuando se opta por buscar al Benny santiaguero.
Como la porecedente, se
mueven anécdotas alrededor de la película; de la estancia de Villy en la
Capital, pero una, contada por él, ilustra el alcance del arte de Juan Manuel:
“Le ponen una grabación a la
hija del Benny Moré, allá en La Habana, y claro parecía que ya la habían limpiado y le preguntan ¿quién
está cantando ahí? Y dice: ‘Es mi papá’, y las lágrimas le corrían por el
rostro. Y entonces el director, Jorge Luis Sánchez, le explica: ‘Ese no es tu
papá. Ese es Villy que lo hemos traído de Santiago de Cuba para que haga la voz
de tu papá’.
“Y ahí entre rones y risas y
recordando a Benny en el estudio de grabación se hizo ese gran trabajo.”
Invitado por Cultura, Villy
fue hasta Cienfuegos. Lo llevaron hasta la tumba del Benny “puse la mano mía
encima de la losa y dije ‘padre, aquí estoy. Vengo a cumplir con tu música’.
-- ¿Le cantaste algo?
-- Fue tan impresionante
estar ante un Bárbaro tan grande como ese… no se puede cantar, porque siempre
cantará él
-- ¿Tú crees que puedas grabar un disco con los
temas del Benny?
-- No hay nada imposible. Sí
se puede. Yo tengo el disco de donde voy a sacar cinco números, para que aquí
en Santiago, por primera vez, hagan los arreglos y busquen músicos para eso
-- ¿Cuáles serían las
canciones?
-- No faltaría Santa Isabel de las Lajas, no faltaría
mi clásico, que salió en la TV, en la Gran Escena: Beso en la noche, no faltará esa, y Soy guajiro, Marianao… y
otras. Tiene que ser así, porque yo conozco mi tono y si otro hace un arreglo a
su forma, sin saber mi tono, hay problema después. Y no quiero que haya
problema, sino que salga bien para la historia. Esto será otra sorpresa,
después de la película. Será la banda y yo cantando en vivo
-- Va y te hacen un homenaje.
Tú eres un personaje
-- ¡Oh! Los homenajes son
peligrosos. Pero si lo hacen será muy bonito, porque mi padre, el Benny, estará
orgulloso. Porque cuando este trabajo que hice en La Habana, yo le dije a él, a
su espíritu, que cantaría Santa Isabel de
las Lajas para rendirle un tributo y para recordarlo por siempre.
-- ¿Qué tú sientes cuando en
la calle te dicen ¡Benny!?
-- Siento que el Benny soy
yo… que no hay otro, a pesar de que hay muchos imitadores… en La Habana, en
otros lugares
-- Pero tú eres el verdadero
Benny
-- Así es, amigo mío, si no
no hubiese llegado a la película en La Habana… un oriental
-- Un oriental que ha viajado
según tengo entendido
-- Sí ha hecho viajes
—interviene Gisela Diana— y en Londres estaba paseando por la calle y ve un
ring y un cartel: 400 libras esterlinas por boxear. Y subió y en el segundo
“raun” tumbó al japonés
A Villy le viene el boxeo de
su padre, el pugilista Carbonell, y de su primo hermano Rafael Piña, y también porque pasó por las manos del
entrenador Manet Kelly, en calle 8 y Trocha, sin olvidar que practicó judo,
jiujitzo y por último koun fu
-- En fin ¿fuiste a Londres
nada más?
-- No. También, por ejemplo
en España: Zaragosa, Huesca, Pamplona, Valladolid, Armería, León, Huelva,
Extremadura; y a Inglaterra otra vez, Suiza, Alemania, Irlanda del Norte,
Japón, Eslovenia, Holanda, Bélgica, Turquía, Escandinavia…
-- Ha sido un honor para mí
hablar con Benny Moré
-- Mira,
a mí siempre me saludan en la calle, el pueblo me saluda. Yo quiero hoy
enviarle un saludo a Santiago de Cuba y a los santiasgueros: que sigan fuerte,
que sigan adelante en la reconstrucción, y que sigan amando a la Patria, a la
Revolución, a Fidel y a Raúl… en nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo
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