Inolvidable encuentro del público en
Santiago de Cuba
con la música clásica, Frank, Guido y la “Sinfónica”
Texto y fotos: M.Sc. Miguel
A. Gaínza Chacón
Orquesta Sinfónica de Oriente y Guido López Gavilán |
Santiago de Cuba,
septiembre 28.-
Impactante, sublime e inolvidable son los calificativos de la velada anoche en
la Sala Dolores, que marcó el primer
concierto de la Orquesta Sinfónica de Oriente (OSO), el director invitado, el
maestro Guido López Gavilán, y el excepcional pianista Frank Fernández, en
ocasión de los 500 años de esta villa.
Como ocurre cada vez que Fernández viene a la ciudad, la
“Dolores” resultó pequeña: platea y balcón llenos; pasillos repletos, y afuera,
una cantidad enorme de “inconsolables” que no alcanzaron a entrar.
Sala repleta. Asiento de los fotógrafos vacíos |
Siempre comunicativo y locuaz a pesar de su alcurnia
musical, el maestro dedicó el concierto --el primero, dijo-- no solo al medio milenio de la ciudad sino, especialmente
a la memoria de un hombre de tierno corazón y arrojo sin límite: el Comandante
de la Revolución Juan Almeida Bosque.
Guido y Frank homenajeados en sus 70 años |
También, con palabras como “mi hermano”, consagró su tema de
amor del filme La Gran Rebelión, al maestro Enrique Bonne, y no conforme con
eso, al terminar la pieza, Frank y el maestro Guido López Gavilán bajaron hasta
la platea a abrazar y entregar flores a Bonne, una figura icónica de la música
popular en Cuba.
Tres íconos: Bonne, Frank y Guido |
“A un patriota, buen amigo y santiaguero de corazón”, señaló
Fernández al ofrecer la imprescindible “La Comparsa”, de Lecuona, a Lázaro
Expósito Canto, miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y
primer secretario de esa organización política en la provincia de Santiago de
Cuba, presente en la “Dolores”.
“Gracias por una sala llena. Así me gusta: ver que a la
gente le place la música, sea clásica, popular… Ayuden a su orquesta que está
muy bien pero requiere apoyo, más en estos tiempos en que mejor se paga lo
peor”, dijo el célebre pianista.
El encuentro tuvo sus dos momentos estelares: primero, la
Orquesta, formada por unos 80 maestros y dirigida por el maestro Guido López
Gavilán, interpretó magistralmente la Obertura Romeo y Julieta, de P.I.
Tchaikovski, y el Concierto # 23 para piano y orquesta, de W. A. Mozart; luego,
sin los metales, se hizo cargo de la escena el maestro Fernández.
Frank explicó, a modo de introducción, cada pieza; hizo
comentarios intercalados sobre Santiago de Cuba y su gente y porqué dedicar la
velada a los 500 años de la ciudad implicaba consagrarlo también a figuras y
personalidades puntuales de la historia cubana.
Así se escucharon con suma atención los temas de Celia, del
filme Asalto al amanecer; de amor, del filme La Gran Rebelión; La Comparsa, de
Lecuona, y la presentación de la telenovela Tierra Brava. , este último
ejecutado dos veces a solicitud del público.
Fue tal la emoción del maestro, contagiada a la orquesta y a
su director ante las expresiones de los asistentes al concierto, que Frank
Fernández salió y ejecutó nuevamente “Tierra Brava” y con toda la delicadeza
del mundo y a la memoria de su madre, tocó él solo el “Ave María”.
Los dos maestros: Guido y Frank fueron sorprendidos con un homenaje por sus 70 años.
Quedó entonces pendiente un solo aspecto: acortar los días
que separan al público santiaguero de un nuevo encuentro con Frank Fernández,
Guido López Gavilán y la Orquesta Sinfónica de Oriente.
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